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Visitando la exposición Retrospectiva/Introspectiva de la artista multidisciplinar Chelete Monereo (Madrid, 1948), alguien me preguntó: ¿Qué es uno y qué es el universo? Sorprendido puse cara de póker, y para no hacer el ridículo contesté con el primer chascarrillo que se me ocurrió. Pero como la pregunta no era baladí me propuse afrontar la cuestión después de disfrutar y aprender de aquella exposición de pintura y otras disciplinas. Las dos salas dedicadas a exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes de Murcia acogían una extensa y densa retrospectiva de la artista, y pensé que en toda muestra donde el arte es protagonista siempre hay algún rayo de luz, por pequeño que sea, que nos deslumbra y nos abre un hueco en donde encender nuestra propia luz y descubrir nuestro propio mundo.

La obra de arte hay que mirarla no solo como un artefacto u objeto estético sino como la actividad de un sujeto y el efecto que produce en el espectador. Y esta visión que pone el acento en su recepción es la que orienta estos comentarios. En su conjunto, las obras expuestas forman un gran collage de referencias personales, de citas, fragmentos, y ecos de un largo periodo creativo que va desde Caja de lápices (1975) a Manos creativas (2016).

I. Creo que la obra de Chelete Monereo indaga sobre la propia peripecia artística, y trata de remover la conciencia del espectador en la medida en que la vida –con ese propósito de sobrevivir cueste lo que cueste– mantiene a la conciencia cautiva y a su servicio. El artista contemporáneo tomó conciencia de que su dominio era mucho más vasto que la creación de objetos artísticos y que el arte ya no es un arte a comprender, a captar su verdad. El arte es entonces duda de ser («Dudarte», diría Macedonio Fernández) y no evidencia, es conciencia y no objeto. Chelete Monereo no se atiene a reglas ni a modas, su figuración no es copia servil de la realidad, y surge de la necesidad de decidir por ella misma. Percibo en el conjunto de su obra un aura intimista, lírica y emocional tocada de simbolismo que nace de la conciencia.

II. Lo que trasmite la obra de Chelete Monereo es una síntesis de subjetividad y realismo evocativo y lírico, de ensueño incluso, donde el color y la textura, la línea y el símbolo expresan emociones e ideas. Creo descubrir en ella un estilo, un hilo de Ariadna que transita por toda la obra y que le da una fuerza de fisicidad y psiquismo sorprendentes. Su libertad para trabajar con distintas técnicas y materiales, su sinceridad a la hora de crear, su honestidad y trasparencia, su humanidad y tolerancia, quedan reflejadas y se hacen patentes en todas ellas.

III. En la expresión figuración o realismo evocativo circunscribo aquellas pinturas que tienen que ver con el ámbito de lo domestico o lo cotidiano. Y, aunque todas ellas tienen un contenido objetivo, no solo las percibo como sensaciones e imágenes visuales y táctiles copia de la realidad sino como afecciones emocionales cargadas de una atmósfera intimista y de ensueño. Son, sobre todo, las estampas y objetos hogareños: cocina, sillas, lápices, macetero, retratos de mujer, gatos; o las que hacen alusión a la memoria y a la familia: Nacimiento (2001), o la serie Entretelas (2008). Todas estas obras son sabrosos bocados cocinados con gran delicadeza.

IV. Las obras que llamo singulares son las que más he disfrutado, porque en ellas he podido reconocer las huellas de la experimentación, la búsqueda de la originalidad, y porque en ellas reconozco parte de eso que soy. Me identifico especialmente con esas pinturas informalistas de la serie Pactos (2004); con esos paneles: Bolsa que explota y bolsa que se vacía (2003); Lo que pesa y lo que no pesa (2001); Lo que descansa y lo que sueña (2001); también, Poema numérico (2001) con su carga conceptual y científica.

Ahora, me atrevo y me aventuro a decir parafraseando al escritor mexicano Sergio Pitol que ese uno que soy -que somos- es la niñez, la familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios, los libros que he leído, la pintura que he visto, la música que he escuchado, las calles que he recorrido. Valoro la vida como un ámbito de posibilidades, sin pretensión de fundamento.

Y ¿qué hay del universo? El que ha creado Chelete Monereo pertenece al ámbito de la creación artística, a esa tendencia -tomando el símil de la novela contemporánea- que está a caballo entre la realidad, el ensayo, las ficción y lo autobiográfico. Chelete Monereo es por mérito propio una excelente pintora, creadora de mundos plásticos y, también, de mundos literarios que nos ayudan a comprender lo que somos y el universo que habitamos.

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