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A lo largo de su existencia el hombre ha utilizado como hábitat la cueva natural, un refugio elemental y primario donde resguardarse y protegerse; en otras ocasiones, en donde las características del terreno lo permitían ha construido con esa misma finalidad habitacional la cueva artificial. Hoy, en el siglo XXI, convive esta arquitectura troglodítica o arquitectura excavada con aquella otra que llamamos High Tech o arquitectura de alta tecnología. En la aldea de Caprés (Fortuna, Murcia), como en tantos otros lugares del Meditarráneo encontramos este tipo de vivienda que conocemos como Casa-Cueva, en donde la morfología del terreno -formado por rocas sedimentarias de cierta cohesión- permite al hombre excavar en la misma y extraer los materiales para obtener un espacio donde vivir. Estos espacios, generalmente pequeños, en algunas ocasiones alcanzan un mayor tamaño al estar asociados a labores de tipo agropecuario.

Las casas-cueva que hemos visitado se encuentran en el paraje llamado “Los Cachusos” (Capres de Arriba) a unos 400 metros de altitud, desde donde arranca el camino que sube a la Sierra del Corque. Las dos casas, al pie de un enorme farallón de caliza roja naturalmente bello se encuentran mimetizadas con el entorno y sus fachadas recubiertas con piedra de campo del lugar. Una de ellas, la más grande tiene tres dormitorios, cocina, almacén y despensa, así como un pasillo o túnel de entrada que sirve de distribuidor y de zona de estar. La cocina es una pieza nuclear que cuenta con un hogar de generosas dimensiones, una gran chimenea que sobresale al exterior y un horno de pan. Adosado a la cueva hay un patio y una cuadra con su pesebre, y en su entorno cercano un aljibe y una era donde se trillaban las mieses, lo que nos revela la actividad agropecuaria  que ejercian sus moradores.

La estructura interna de este tipo de casa viene condicionada por las características del terreno en el que se construye y por la técnica de vaciado que se emplea; seguramente fue excavada a pico y no tiene ningún tipo de estructura arquitectónica de sostén en sus techos, lo que condiciona la amplitud de sus espacios que no pueden ser muy grandes para garantizar la solidez de sus vanos y falsas bóvedas frente a los desplomes. Interiormente apenas hay obras de albañilería aunque se ha empleado el barro, el yeso y la cal con algo de añil o azulete para los sucesivos enlucidos que embellecen y desinfectan la vivienda.

Este modelo de vivienda posee algunas ventajas respecto a las convencionales, sobre todo por el bajo coste de su construcción y por el confort térmico que hay en su interior con una temperatura estable en todo momento y en cualquier época del año; y ello debido a la gran masa de roca que las envuelve aislándolas de las oscilaciones de temperatura experimentada en el exterior. Los inconvenientes vienen del lado de la salubridad y la ventilación, aunque una de las casas además del vano de la puerta de entrada cuenta con dos pequeñas ventanas al exterior.

Desde la explanada que hay delante de las casas se pueden observar unas esplendidas vistas de los cultivos aterrazados del lugar y más allá entre colinas de desigual tamaño, se divisa en la lejanía el valle que se extiende desde Fortuna hasta Murcia con la sierra de Carrascoy al fondo; esta imagen de la que seguro disfrutaron a diario las gentes que las habitaron permanecerá para siempre unida a sus pertenencias y a los  fragmentos de vida que allí dejaron.

2016-05-29 14.25.28

Vistas desde las casas con la Sierra de Carrascoy al fondo


 

Un pensamiento en “Arquitectura trogloditica en Caprés (Fortuna, Murcia)

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